ࡱ> ` bjbjss 2s%\\\\\\\p&&&8,'H'\pGL''"''''''hFjFjFjFjFjFjF$MHhJF-\;,'';,;,F\\''F777;,p \'\'hF7;,hF77D|\\HF'' $Cޑ&5$LEhFF0G^EyK6yK$HFyK\HF '(7D)|){'''FF{7X'''G;,;,;,;,ppp &ppp&ppp\\\\\\ 00 0QUE ES EL POSTMODERNISMO? 000000000Marco Antonio de la Rosa Ruiz Esparza, mg. Primero veremos el concepto de  Modernidad . Dejando de lado algunos datos espordicos que se remontan hasta la Edad Media, el trmino va adoptando sucesivamente la acepcin de renovacin, norma de cambio, actividad vanguardista J.J. Rousseau (1712-1778)-. En el mbito artstico-literario, Ch. Baudelaire (1821-1867) asignar a moderno el sentido de efmero, pasajero, transitorio y mundano, sometido a la prueba de la moda y contrapuesto a lo eterno. K. Marx (1818-1867) ampla el campo de aplicaciones y con ello tambin el horizonte de significacin; as, en un primer estadio de su anlisis crtico que incide ante todo sobre el mbito socioeconmico, lo moderno equivale a una categora ms bien negativa que viene a identificarse con la abstraccin y dualismo que alienan al hombre y de cuya superacin depende la realizacin del hombre; posteriormente, al hacer extensivo su anlisis al mbito poltico y tocado l mismo por la visin optimista de la poca ante el progreso, atribuye a la modernidad una nocin ms positiva: la transicin de una sociedad menos desarrollada a otra ms desarrollada en la que se hacen presentes los nuevos elementos progresivos si bien, el progreso no ha de entenderse aqu necesariamente en su vertiente moral de mejoramiento, sino en el sentido histrico de incremento y acumulacin, con el que se da paso a la liberacin del hombre en el nuevo tipo de sociedad (socialista) que surge- (Rubio M., El contexto de la Modernidad y de la Postmodernidad. En: Vidal M., Conceptos fundamentales de tica teolgica. Trotta. Madrid 1992, pgs. 111-112). Resumiendo en un cuadro: Condicionamiento dialctico de las funciones epistemolgicas de la razn Tesis (Fase afirmativa) MODERNIDAD: Apego y exaltacin de la razn; optimismo racionalista, fe en la razn; tiempo de teoras y sistemas; Anttesis (fase negativa) POST-MODERNIDAD: (como negacin de la modernidad) crisis y acabamiento muerte- de la razn; pesimismo, desconfianza en la razn; tiempo de praxis y escepticismo; Sntesis (fase negativa/positiva) POSTMODERNIDAD: (como superacin de la modernidad) superacin en la discontinuidad- de las contradicciones de la modernidad; nuevo conocer (nuevos paradigmas): + distincin entre uso-abuso de la razn; + incorporacin de la experiencia y el sentimiento; tiempo de sin-razones e irracionalidad; transformacin (como hiptesis o como posibilidad real) (Rubio M., op. cit., pg. 137). I. QUE ES LA POSTMODERNIDAD? + Explicacin del post: no se trata de una mera sucesin, sino de un ajuste de cuentas con el proyecto emancipador de la Modernidad. + La Postmodernidad, ms que un sistema racional es una sensibilidad. + Sus tericos vienen del Sur: Lyotard, Baudrillard, Vattimo, Lipovetzky... Rasgos de la Postmodernidad El desencanto de la razn + La razn se ha convertido en razn instrumental, tecnoburocrtica: tecnifica las conciencias y deshumaniza la sociedad. + La razn ha dejado de ser transparente. Ya no puede ser totalizante, fundamentadora, omnicomprensiva. + Seamos consecuentes: renunciemos a los saberes y respuestas ltimas. Quedmonos con un pensamiento dbil. El entierro de las utopas + Constatacin de que el soado campo total es imposible. + Muera Prometeo! Viva Dinisos! + Desenmarascamiento de las divinas palabras: Progreso, Justicia, Igualdad, Fraternidad... El proyecto emancipador de la Modernidad es pura retrica. + Hay que ser incrdulo ante los metarrelatos (cosmovisiones globales portadoras de sentido). + Slo existen relatos, pequeos y fragmentarios. Crtica del cristianismo como metarrelato + Hay que ser consecuentes con el grito de Nietzche, !Dios ha muerto!: hay que borrar su sombra. + La sombra de Dios son esas palabras tan maysculas y tan absolutas como Libertad, Hombre, Justicia, Igualdad... + La muerte de Dios significa, simplemente, que nos hemos quedado sin valores ltimos, absolutos. + Esto es un nihilismo positivo: abre al hombre la posibilidad de ir dando valor, creativamente, a las cosas. + Adems, el cristianismo se presenta como un metarrelato (un proyecto que pretende dar un sentido nico y totalizante a la vida). Tiene, pues, funciones manipuladoras y totalitarias. 4.- El fin de la Historia + Vivimos en un tiempo sin horizonte histrico, sin orientacin ni visin de la totalidad. + Esto se debe a que los mass-media nos saturan de informacin, sin permitir a la noticia durar ni al destinatario reflexionar sobre ella. + Con este continuo presentismo de los acontecimientos que nos ofrecen los mass-media, hemos perdido el marco de referencia de la Historia. + Vivimos en la inmediatez, en el presente. Nos movemos en un espacio sin horizonte. + No hay una Historia conjunta que se dirija a una meta. Esteticismo presentista y micropoltica + No hay que escapar del presente, sino disfrutarlo: carpe diem. + Frente a la razn instrumental, que se acerca a la vida buscando lo que sirve para otra cosa, hay que tener el pensamiento de la intuicin, es decir, disfrutar los momentos de la vida por s mismos. + Hay que abrirse, a cada momento, a la inagotable riqueza de la vida y aceptar la discontinuidad, el disenso, la heterogenedidad, la diferencia... que la vida nos ofrece. + As podremos arribar a una sociedad en la que el ideal no sera ya la eficacia y el rendimiento, sino la capacidad de vivir lo bello. + Slo mediante esta estetizacin general de la vida podremos ofrecer resistencia a esta sociedad y a esta cultura tecnocrticas. + Tambin podremos resistir a nuestras sociedades desarrollistas, dominadas por la razn instrumental, practicando la micropoltica, es decir, por la va de las acciones no integrables en el sistema y en estrecha conexin con los nuevos movimientos sociales. Politesmo de valores y consensos blandos + No hay valores absolutos. + Vivamos bajo el signo de Dinisos: exaltacin de la vida en su finitud, de los valores mltiples, menguados y parciales, de las realizaciones nunca plenas. + Al reconocimiento de estos valores y criterios de validez slo se puede llegar mediante acuerdos o consensos. + Pero los consensos han de ser blandos: ni fuertes ni definitivos ni universales. + Slo caben consensos temporales, locales y, por tanto, rescindibles. + Esta tica dbil y provisional es la nica que respeta al hombre en lo que tiene de particular, de imprevisible y, en el fondo, de infinito. + Vivimos en una sociedad bajo el sndrome del billete de vuelta. Hiperindividualismo hedonista + La Postmodernidad significa la segunda revolucin del individualismo (Lipovetzky). + La sociedad consumista e informatizada posibilita el vivir a la carta. + El lema de este individualismo es: el mnimo de coacciones y el mximo de elecciones privadas posibles; el mnimo de austeridad y el mximo de deseo. + Sus valores son: hedonismo, respeto por las diferencias, culto a la liberacin personal, psicologismo, culto a lo natural, sentido del humor. + Es una cultura narcisista y psi: el individuo est centrado en la propia realizacin emocional, da prioridad a la esfera privada y reduce la inversin de carga emocional en el espacio pblico (abandono de lo poltico e ideolgico). + La sociedad postmoderna no tiene ni dolos ni tabes; ni imagen gloriosas de s misma ni proyecto movilizador alguno. Esta regida por el vaco; un vaco que no comporta ni tragedia ni apocalipsis. (El encanto de estar desencantados). + Genera un narcicismo colectivo: la solidaridad del microgrupo de idnticos. + Valora lo comunicativo por encima de lo productivo; pero busca una comunicacin narcicista: orse uno a s mismo. Cdigo bsico para circular por la postmodernidad Frente a la razn totalizante, el pensamiento dbil. Frente a los metarrelatos, los relatos. Frente a los compromisos definitivos, los consensos blandos. Frente a los valores absolutos, el politesmo de valores. Frente a la Historia unitaria, las historias parciales. Frente a un mejor Futuro colectivo, el esteticismo presentista. Frente a la Universalidad, el fragmento. Frente a Prometeo, Dinisos y Narciso. Frente a la militancia, el microgrupo. Frente a lo productivo, lo comunicativo. Frente a la uniformidad, la diferencia. REPERCUSIN EN LA VIDA RELIGIOSA + Desconcierto ante el dilogo con una cultura del fragmento. + Necesidad de entender (intus-legere) la matriz sociocultural en que vivimos (formacin permanente). + Discernimiento: es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio (Gaudium et Spes, n. 4). + Hemos de ser contemporneos crticos. Cmo est influyendo en nosotros? Dimensin de la Fe La matriz sociocultural genera indiferencia religiosa o increencia ambiental y proclama el entierro de las utopas. Nos afecta en nuestra espiritualidad de ida y vuelta: + En la ida: debilita el sentido de trascendencia; dificulta la experiencia profunda del Dios vivo. + En la vuelta: espiritualismo desencarnado (comunidades emocionales). Dimensin de la Misin La matriz socio-cultural genera el politesmo de valores, la vivencia del ahora, el presentismo inmediatista, los consensos blandos, el hedonismo narcicista. Nos afecta en la bsqueda de un apostolado autogratificante o de gratificacin inmediata que rehuye el ad extra y la cruz. Dimensin de la Afectividad-sexualidad La matriz socio-cultural proclama la revolucin sexual, la desmoralizacin del sexo, el vivir a la carta a travs de proceos de seduccin/sex-duccin. Nos afecta haciendo difcil la autotrascendencia; favoreciendo el narcisismo inmaduro; obstaculizando la abnegacin; hacindonos ms vulnerables. Dimensin de la Pertenencia La matriz socio-cultural es profundamente individualista y tiende a subrayar fuertemente la diferencia y la disidencia. A lo ms que induce es a identificaciones grupales, no a grandes pertenencias. Nos afecta en nuestra insercin fuerte y creativa en la Iglesia, en la prdida del sentido del cuerpo, en el escepticismo ante los proyectos apostlicos coordinadores. Posibilidades y exigencias La postmodernidad nos posibilita y nos exige: Una fe experiencial y narrativa + La Postmodernidad concede primaca a la experiencia y valora, frente al metarrelato (concepciones globales, abstractas y globalizantes), el relato (una narracin que transmite experiencias). + Para la sociedad postmoderna, la ortopraxis es ms importante que la ortodoxia. + La fe ha de brotar hoy de una experiencia profunda del Dios vivo, y slo podremos contagiarla, no a base de argumentos, sino narrndola como experiencia propia. Una fe inculturada + La Postmodernidad subraya el pluralismo cultural, la fragmentariedad en que nos encontramos. Tambin acenta el derecho a la diferencia y exige el reconocimiento del otro ensu ser otro. + Vivimos en un policentrismo cultural. Esto plantea a la Iglesia una tarea ineludible: la inculturacin de la fe. + En la vida diaria, nos exige bajar al fragmento, pegarnos a lo concreto, amar los realtos individuales. Una fe dialogante y modesta + Ante el pluralismo cultural en que vivimos, no podemos presentar el cristianismo como una receta barata para solucionar todos los problemas. + La modestia habr de basarse en una pacfica pasin por la verdad, lo cual no significa la actitud fantica de quien se cree poseedor de la verdad. + Se trata de reconocer que la riqueza insondable de la Verdad permite otros acercamientos sin fin; de estar serenamente convencidos de que incluso a travs de conflictos- toda verdad parcial ser finalmente armonizable. Una fe fruitiva + Nuestra fe deber abrirse hoy, fruitiva y gozosamente, a las inagotables riquezas de la vida. + Deberemos mosgtrar, en la praxis, que nuestro monotesmo (creemos en un solo Dios que es amor) es compatible con la aceptacin de todo lo bueno y bello de la vida. + Esto nos conduce a un humanismo de talante ecumnico: a gozarnos, sin celos ni recelos, en todo valor humano, venga de donde venga. Lo irrenunciable + La vida religiosa es una forma institucionlizada de recuerdos peligrosos para el mundo (J.-B. Metz). + Qu recuerdos son esos que, en esta poca postmoderna, debemos recordar peligrosamente con nuestros votos vividos autnticamente y con nuestro modo de proceder? Memoria Passionis (funcin proftica) + Ante la tendencia postmoderna al individualismo insolidario y hedonista, y frente a su tenue micropoltica de resistencia a los sistemas deshumanizadores, debemos ser el recuerdo de los sufrimientos de Jess en los sufrimientos de los hombres. + Y proclamar que no hay otro ms otro, ms diferente y ms desigual que el pobre, el desamparado, el marginado... + El reconocimiento del otro slo es posible mediante el amor gratuito y solidario. Memoria Resurrectionis (funcin escatolgica) + Ante la Postmodernidad, instalada en la finitud y en lo privado, que ha sustituido el mito del futuro por el mito del presente y ha taponado y roto el sentido de la Historia, hemos de recordar que caminanos hacia el cielo nuevo y una tierra nueva, garantizados en la Resurreccin de Jess. + Y proclamar con nuestra vida que esa ciudad celeste, en la que Dios ser todo en todos, es al mismo tiempo don de Dios y tarea humana solidaria. + Es posible, ya en la tierra, sembrar Resurreccin. Com-padecimiento (Memoria Passionis) y Esperanza (Memoria Resurrectionis): stos deberan ser, en el hoy postmoderno, nuestros recuerdos peligrosos. (Tomado de Colomer J., S.J., Postmodernidad, fe cristiana y vida religiosa. En: Sal Terrae, Tomo 79, Mayo 1991/5, pgs. 413-420, Santander.) ESPIRITUALIDAD ZEN PARA UNA SOCIEDAD POSTMODERNA Quienes vivimos en sociedades influidas por la cultura europea occidental (independientemente del hemisferio en que se encuentren) hemos venido albergando desde hace tiempo la idea de que con la modernizacin hemos alcanzado la cima de nuestro desarrollo histrico. La sociedad occidental moderna ha sido considerada la norma a seguir y a alcanzar por todas las dems. Sin embargo, una mirada ms extensa a la historia de la tierra y a la historia humana nos ofrece ahora una mejor perspectiva para ver que, de hecho, la as llamada sociedad moderna, con las actitudes y estructuras que ha trado consigo, ha introducido muchos de los factores que estn detrs de nuestra crisis actual como comunidad de la tierra. Son muchos los que han sealado en la sociedad moderna, entre otros, los siguientes rasgos caractersticos: 1) individualismo, 2) una visin dualista de la realidad basada en las dicotomas de sujeto-objeto y cuerpo-mente, 3) una visin mecanicista de la naturaleza que percibe a esta como un objeto susceptible de dominio y control humanos, 4) una visin idealizada de la historia basada en el mito del progreso, y 5) una estructura de relaciones interhumanas y entre los seres humanos y la naturaleza de tipo patriarcal, con un sesgo predominantemente masculino. Al examinar esas caractersticas de la modernidad con ms detenimiento, podemos verificar que todas ellas son manifestaciones concretas que tienen por origen un modo de conciencia que opera por igual en los niveles individual y corporativo de nuestro ser. Por decirlo de otra manera, la sociedad moderna es la manifestacin histrica y colectiva de nuestra conciencia egocntrica. Hemos llegado a un punto de nuestra historia en el que podemos desentraar la naturaleza aberrante de la sociedad moderna, con sus mitos y las actitudes hacia la realidad que subyacen a estos. Estamos, por tanto, en condiciones de apreciar la necesidad de forjar direcciones alternativas hacia nuestro futuro comn, hacia una sociedad postmoderna, como prerrequisito para nuestra supervivencia como comunidad de la tierrra. As pues, cmo concebiremos un futuro comn que sea viable, una sociedad postmoderna que nos movilice para curar la tierra herida y llevar una existencia comn que nos permita celebrar la vida juntos en lugar de destruirnos unos a otros y cada cual a s mismo? Quienes han abordado los problemas que plantea la modernidad han presentado diferentes escenarios desde las perspectivas literaria, filosfica, sociolgica y otras. Sin entrar en excesivos detalles de los argumentos procedentes de diferentes grupos y disciplinas que han contribuido al debate de la modernidad, mantenemos que la sociedad postmoderna, lejos de ser un hecho establecido, contina siendo un mero ideal en la mente de muchos individuos y que necesitamos tomar decisiones y dar pasos concretos para convertirla en una realidad viable. Tomemos las caractersticas de la modernidad arriba sealadas como un punto de partida para examinar las caractersticas de una sociedad postmoderna, y as trazar un mapa con trayectorias alternativas para configurar nuestro futuro. + En primer lugar, una sociedad postmoderna habr de ir ms alla del individualismo. Podremos apreciar, entonces, el hecho de que no somos entidades aisladas sino que cada uno de nosotros tiene su existencia en el contexto de una red de interrelaciones con todos cuantos comparten esta vida con nosotros. El reconocimiento de que son nuestras interrelaciones las que nos hacen ser lo que somos nos permitir superar las tendencias separatistas y divisorias que ha trado consigo el individualismo moderno. No ser necesario, sin embargo, negar o renunciar a los avances modernos de nuestra conciencia humana en torno al respeto a los derechos humanos, la dignidad personal y otras nociones afines, sino que stas se situarn en el contexto de nuestra interconexin e interdependencia como comunidad de la tierra. + En segundo lugar, la postmodernidad avanzar hasta la superacin del dualismo que caracteriza nuestra comprensin de nosotros mismos y del mundo, y que influye en el modo de vivir nuestra corporeidad. Ello implica caminar hacia un sentido renovado de conexin con el mundo, entendiendo la polaridad sujeto-objeto implcita en nuestro pensamiento y actividad no como una forma de ser dicotmica, sino como una condicin relacional interactiva y mutuamente participativa. sta se traducir en una forma de conciencia que supere la dicotoma cuerpo-mente, permitiendo una reapropiacin de nuestro modo corporal de estar-en-en-mundo en las diversas dimensiones que eso entraa. (Vase Cap. 6 Este es mi cuerpo, del Habito R., El aliento curativo. Espiritualidad Zen para una tierra herida-. San Pablo. Madrid 1994, 151-176, para una descripcin de los elementos que comprende esta forma de conciencia). + En tercer lugar, la sociedad postmoderna podr superar una concepcin mecanicista de la naturaleza. Ver una relacin orgnica entre todos los elementos que comprende la naturaleza, a la par que admitir que nosotros somos una parte ntima de la propia naturaleza. Este modo de ver nos liberar del deseo de dominar o controlar la naturaleza, capacitndonos para participar en el proceso de su continua creatividad, con los dones de racionalidad y previsin propios de los seres humanos. Al contemplar la naturaleza como un organismo vivo, aprenderemos a reconocer los aspectos impredecibles, misteriosos, la cara catica de la naturaleza en definitiva, sin sentirnos por ello amenazados, sino aceptndola y abrazndola como parte del funcionamiento de las cosas. + En cuarto lugar, una sociedad postmoderna ya no ser presa de mito del progreso. En contraste con una sociedad moderna, que se considera a s misma la vanguardia de la historia avanzando hacia grados cada vez mayores de progreso gracias a las destrezas tecnolgicas, la sociedad postmoderna estar mejor equipada para apreciar y apropiarse de los tesoros de la antigedad, aprendiendo de las sociedades que antao fueron denominadas primitivas, pero que realmente presentan estilos de vida llenos de sabidura y sensibilidad hacia nuestra interconexin con la tierra. Ya no estar tentada de rendir culto al dolo del progreso por s mismo, siempre a la bsqueda de un futuro mejor, sino que podr celebrar la vida en su presente novedad, esto es, en su no-edad. + Finalmente, la postmodernidad ser una sociedad postpatriarcal que pondr el acento sobre la dimensin femenina de nuestro ser para equilibrar los efectos indeseables del carcter predominantemente masculino de nuestras vidas e instituciones. Esa recuperacin nos permitir avanzar hacia estructuras renovadas de relaciones y modos de comportamiento caracterizados por la cooperacin, el cuidado y el apoyo mutuos, en lugar de la competencia, la explotacin y la destruccin. Sin embargo, como antes se indicaba, esta era postmoderna no irrumpir de una forma determinista, es decir, como un movimiento inevitable de la historia. Si ha de venir, lo har en la medida en que haya ms personas que tomen conciencia de la situacin crtica de nuestra condicin presente como comunidad de la tierra, y en tanto estas sientan la necesidad de dar un paso ms all de la mentalidad y estructuras de la modernidad en la sociedad que han dado pie a esa condicin, y adopten decisiones concretas al respecto. Dicho de otro modo, se requiere por nuestra parte una participacin intencional para el alumbramiento de un mundo postmoderno. Ello exigir una transformacin de nuestra conciencia, que consecuentemente dejar sentir sus efectos en nuestra propia autocomprensin, en nuestras relaciones con los dems y en las estructuras de la sociedad que son manifestaciones visibles de esas relaciones. Esa transformacin afectar por igual a las diversas formas de nuestra vida personal y comunitaria, a las manifestaciones culturales, a las expresiones religiosas y a los mbitos econmico, poltico, educativo, acadmico, etc. Estamos llamados a jugar un papel en la construccin de una era postmoderna si consentimos ser transformados en nuestra conciencia, aprendiendo a superar el hechizo que la actitud moderna ejerce en nuestro interior. Se ha repetido a menudo que es necesaria una nueva cosmologa para reemplazar a la anterior, asociada con la modernidad. Esa nueva cosmologa ir de la mano, y ser el cimiento, de una nueva espiritualidad para un mundo postmoderno. La espiritualidad postmoderna no proporcionar una va de escape del mundo real, a partir de ese ideal de desapego malinterpretado que deposita las esperanzas en una dimensin ultraterrena y se basa en una concepcin dualista de la realidad. En lugar de eso, ser una espiritualidad que, a la vez que lleva al individuo a un desprendimiento radical de la conciencia egocntrica y de sus deseos ilusorios, le invita a un compromiso total con sus tareas histricas, enraizadas en una visin de conexin con todos los seres que sufren y de compasin por todos ellos. En otras palabras, ser una espiritualidad de compromiso que se pone al servicio de la curacin de la comunidad de la tierra. En un contexto cultural y religiosamente plural, lo que nos har alcanzar una edad postmoderna no es sino una espiritualidad global. Con esa expresin queremos dar a entender una forma de vida en contacto con lo espiritual, esa energa dinmica y creativa que reside en lo hondo de nuestro ser, dispuesta a recibir inspiracin de diferentes tradiciones religiosas sin perder por ello su raigambre en una u otra en particular. Tras el uso del trmino global subyace la visin de la tierra como una totalidad, de la misma forma en que los astronautas, desde el espacio, pudieron verla y despus mostrrnosla en esas sorprendentes fotografas: una visin sin marca alguna de fronteras nacionales, polticas, religiosas, o cualesquiera otras. (Cf. E.H. Cousins, Global Spirituality: Towards the Meeting of Mystical Paths, Radhakrishnan Institute For Advanced Study in Philosophy, Madras 1985; R. Habito, Towards a Global Spirituality: Buddhist and Christian Contributions, en Zen Buddhism Today: Annual Report of the Kyoto Zen Symposium 8 (1990) 112-123. Cita de Habito R., El aliento, op.cit., 220). Una espiritualidad global, por su propia definicin, no ser el monopolio de ningn grupo o tradicin religiosa particulares, sino el fruto de un proceso creativo mediante encuentros y dilogos entre miembros de las distintas tradiciones. Se manifestar tanto en un movimiento horizontal como vertical: el primero implica el enri quecimiento mu- tuo procedente del encuentro de las tradiciones religiosas del orbe planetario, tal como se indic; el segundo supone el movimiento descendente de la conciencia humana excavando y descubriendo sus races en el corazn de la tierra. Esa espiritualidad manifiesta una conciencia profunda de nuestra participacin en la red de vida entrelazada que llamamos tierra, y comparte por tanto caractersticas bsicas con lo que se ha dado en llamar una espiritualidad ecolgica. Esta ltima es una forma de vida que honra y reverencia a la tierra como hogar (del griego oikos, la raz del trmino ecologa). Entre sus rasgos, concede un merecido reconocimiento y atiende cuidadosamente al lugar en que esa vida se sutenta, es sensible y est dispuesta a celebrar nuestra naturaleza corporal, y est impregnada de un sentido de misterio csmico ante la interdependencia de todo cuanto existe. Manifiesta una sensibilidad y una capacidad para escuchar los sonidos de la tierra, incluyendo todo el dolor que proviene de una condicin herida, y est dispuesta a responder de modo que conduzca a su curacin. En breve, una espiritualidad comprometida, que es a su vez global y ecolgica, habr de tomar forma a partir de una visin comn de muchas de las personas que, quiz de modos diferentes, compartimos el malestar de la tierra y sentimos la necesidad urgente de forjar nuevos caminos en nuestra conciencia y estilos de vida. Las contribuciones a esa visin comn pueden proceder de quienes sean capaces de beber en las fuentes de las ricas tradiciones espirituales que los predecesores de nuestra vida sobre la tierra nos han dejado como herencia. En el corazn del Zen se encuentra la experiencia del despertar a la realidad de nuestra interconexin con todo el universo, una realidad accesible a nosotros cuando escuchamos y nos rendimos a la fuerza del aliento. Este despertar tiene como fruto un modo de vida que informa las dimensiones persona, social y ecolgica de nuestro ser. Cuando escucha al aliento, la persona despierta est en condiciones de abrir su ser y or los sonidos de una tierra herida en sus manifestaciones tangibles. Al hacerlo as, toma su fuerza del mismo aliento curativo para transformarse en agente de sanacin de esas heridas, de la forma particular en que est llamada a responder y llevar a cabo tareas concretas, segn sus propios dones, talentos y circunstancias vitales. En otras palabras, la espiritualidad vivida es la base para la transformacin de las actitudes e instituciones que configuran nuestra manera de estar en el mundo. Esto introduce a la estructura bsica de la espiritualidad Zen, que, si bien procede de la tradicin budista, muestra resonancias profundas con una vida iluminada por el mensaje cristiano. Se trata de una espiritualidad que puede aportarnos luz y fuerza para poner los cimientos de una sociedad postmoderna viable y verdadera, si nos entregamos a ese empeo y asumimos las enormes tareas de curacin personal y global que nos aguardan. (R. Habito, El aliento, op.cit, pg. 223, nota 10, nos dice: Aqu quisiera agradecer la sugerencia para mis exploraciones en torno a una espiritualidad global comprometida al doctor Chandra Muzaffar, un destacado intelectual y crtico social musulmn de Malasia. En 1987 fuimos invitados a un encuentro interreligioso de activistas sociales en Bangkok, Tailandia, auspiciado por el Foro Cultural Asitico para el Desarrollo, por entonces bajo la direccin de Sulak Sivaraksa. Entre los participantes se contaba con miembros de las tradiciones budistas, hind, musulmana, cristiana, y tambin maor (indgenas de Nueva Zelanda). En nuestras conversaciones, el Dr. Muzaffar seal cmo todos estamos unidos en un lazo de espiritualidad comn, caracterizada por una postura de solidaridad con los seres de nuestras sociedades que sufren y estn oprimidos, y por un compromiso en las mltiples tareas de liberacin en nuestros contextos respectivos. Esa postura, compartida por los participantes, trasciende nuestras diferentes tradiciones religiosas, pero encuentr H\5 6#7 $c(4@U6+"Z"%%)))+,h-w------q.|.r//:0E000112;2@2 333 454 6'67 8':8:9: hB86o( hB86 hB85 hB856 hB85CJhB85CJ o( hB85CJ hB85o(hB8 hB8o(LJ 51|6|.z 'WD\^ `'gdsJ& 6 ^6 `gdsJ&6 WD^6 `gdsJ&ИK  $% wxyu^u & Fi^iRVD2WDd^R`gdsJ& qWD`qgdsJ& 'WD\^ `'gdsJ&&'(TU6 Hq VDWDd^`gdsJ& & Fu^u ^ 8:T !)"*"+"Y"Z"w"###'$$$$%% %x%%e^e^ & F ^ %_&&'())))))*-*l*** +I+p++++++,,\,, & F & Fe^e,-------j../p/q/r///4000000122:2;233^ & F3333 4 4,4-44Z5 6 6666a777788=9%:&:':9:::^ & F9:::=7==:>?C? @g@iBBH!IrJJNN)O9ORR[RdRU+UUUV$VX$X[[[[____`bccdvfffKgWg:hBh\iijjjjkOnTnjnunnnrudxxzz|ИјӘԘ֘ט٘ژjhB8UUhB86mH sH hB8mH sH  hB856 hB8o( hB85hB8 hB86P:::D;;;;;;U<==.=/=2>> ????@?i@A;AAAgBhBiB ^  & F<VD^WDd^<`gdsJ&iBBBDkElEG"IJJKNNRRUUXX[[]__bcc WDd`gdsJ& WDd`gdsJ& & Fcwfjjmfpgprruu&v/0̘ϘИҘӘ՘ؘ֘٘ۘܘ&`#$^ WDd`gdsJ&a su sostn y expresin en cada una de ellas.) (Tomado de: Habito R., El aliento curativo. Espiritualidad Zen para una tierra herida-. Col. Nuevos Fermentos 16. San Pablo. Madrid 1994, pgs. 215-223).     PAGE  PAGE 1 ژܘݘhsJ&0JmHnHu hB80JjhB80JUhB8 ^&`#$01h2P. A!"#$%S R@R Normal $1$a$ CJKH_HaJmH nHsH tH6@6 Ttulo 1$@&56@6 Ttulo 2$@&6J@J Ttulo 3$- @&WD^- `5NA@N Fuente de prrafo predeter.Vi@V  Tabla normal :V 44 la ,k@, Sin lista RC@R Sangra de texto normal u^u^R@^ Sangra 2 de t. independiente  ^ ^S@^ Sangra 3 de t. independiente ^HB@"H Texto independiente56D @2D Pie de pgina 8!G$8)@A8 Nmero de pginas %YZ51| 6 | . z  K $ % wxy&'(TU6 Hq 8:T)*+YZw' x_ !-!l!!! 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